Termino de moler los granos y abro la cafetera. ¡Anda, me olvidé de pasarla por el fregadero! Todavía sigue templada. Demasiado café y de seguido no es bueno. Relleno con agua y colmo el cazo c-o-n – e-l – c-a-f — ¡Huuum, como se nota que está recién molido! —. Cierro la cafetera, enciendo el fuego, activo el cronómetro y regreso al ordenador. Está siendo duro este cuatrimestre. La Universidad no es tan fácil, y a estas edades, menos. Debería solicitar al jefe una reducción de horas.
—ISAÁC, tu alarma sonó ya dos veces.
¡Opss! El café. Me dejé el cronómetro.
—Sí, mamá, voy.
Pero ¿dónde está el café? ¡Si no le ha dado tiempo a evaporarse! Anda, el rotulador verde estaba aquí. ¿Y esta agua en el tazón? ¿En qué estaría pensando?
*Fragmento de Olvidos y recuerdos, MEMORIAS DE UNA PERSONA ADULTA CON TDAH EN UN DÍA CUALQUIERA, relato incluido en la obra inédita Voces en mi cabeza
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