Un chorro de agua helada a perturbado
toda mi estabilidad, toda mi fortaleza, todo aquello que creía que me
representaba. Ningún dolor y ausencia también del eco. Ha
sido como si el tiempo se detuviera por un instante y todos mis lóbulos se
desconectaran.
No he visto luz alguna a lo lejos, ni
la oscuridad se ha presentado, pero el zumbido del tren pasando de largo ha
sido tan intenso y profundo, que aún me parece escucharlo.
Cuando somos jóvenes apenas nos paramos
a pensar en nuestros actos; una emoción interviene y acto seguido nos
encontramos allí donde deseamos. Maravillosa
y dulce candidez de la juventud ¿dónde te has ido? Podían existir o no, contradicciones, temores
fundados o infundados, podía llover y tener que ir caminando, tronar y cambiar de planes, pero jamás se nos escapó un tren...
Posdata:
"El destino es quien baraja las cartas,
pero somos nosotros quienes jugamos" - Willian Shakespeare
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